En realidad este día, nuestro último día en Jordania, teníamos programado los Castillos del Desierto, pero lo cambiamos, como ya he explicado en otro artículo por una visita a la Ciudadela, así nos quedaría un poco más de tiempo para el Mar Muerto.
El Mar Muerto, según nos contaron, el lugar más bajo de la tierra. Compartido con Israel y Palestina es básicamente un lugar turístico. Con un 30% de salinidad, no es que flotes, es que es imposible hundirse. Si estás estirado haciendo la plancha, llevar los pies al suelo es todo un ejercicio de fuerza e imaginación. Lo primero que haces es darte un baño, mojarte el cuerpo, para poder darte el famoso baño de barro. El barro lo puedes tener unos diez minutos, luego vuelves a entrar en la mar y después te duchas. |
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La mayor parte del tiempo lo pasaréis en las piscinas, un buen lugar para descansar. Ojo con no meter la cabeza dentro del agua o que te entre agua en los ojos, escuecen más de lo que te puedes imaginar, también escuecen las heridas, arañazos o piel irritada que tengáis. Lo del barro es una tradición, porque poder curativo o estético… poco, me parece a mi. Sin duda la suerte nos acompaño al tener este destino como último día de nuestro viaje, tantas escaleras arriba y abajo, tantas caminatas y tantas horas de viaje, te dejan cansado. Desde la piscina, tumbado en una hamaca encima del agua, con la brisa del Mar Muerto y una muy buena temperatura, dejamos correr nuestra imaginación por todo lo que habíamos recorrido en estos días. Un viaje recomendable… a la espera del próximo destino. |
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